20 de enero de 2013

En el juego de la pelota (William Carlos Williams)

En el juego de la pelota la multitud
se mueve uniforme

con un espíritu de inutilidad
que los deslumbra,

toda la pasión por el detalle
de alcanzarla, pisarla

y escapar, el error
el destello de genialidad,

todo sin más objeto que la belleza
lo eterno,

De tal modo que los transforme a ellos,
la multitud, en algo bello

para que esto
sea un advertencia

un saludo y un desafío,
Es algo vivo, ponzoñoso

de torva risa
y palabras mutiladas,

La mujer producida
la recibe con su madre,

El religioso la para de pecho,
es letal, terrorífica,

Es la Inquisición, la
Revolución

Es la belleza misma
que vive

en ellos con el ocio
de todos los días

Este es
el poder de sus rostros

Es el verano, es el solsticio
la multitud está

alentando, se regocija
en el detalle

permanentemente, con un gesto serio
y ningún pensamiento


retórica

ese cuerpo traducido en tumba

es el que habla por nosotros

con la mueca del silencio

          con una masa de tiempo entre los dientes

          o un repulgue de voces que explotan sin estruendo

cada cual entiende la medida de sus deseos

tratando de releer los recuerdos y mendigando

esa limozna de bienestar

que la impune timidez del olvido

apacigua lentamente

1 de noviembre de 2012

break the floor


salida de ayer a la noche en fenicia. mesa para cuatro con los muchachos, circulando en el medio de risas y música por donde pintas de cerveza smoking y pichincha se acobijan en las palmas. que sienten el líquido en perfecto equilibrio spinoziano de movimiento y reposo, retenidas por los vasos que sin chistar van a los labios y derraman su brebaje liquidoso a raudales en la hospitalaria cavidad de la garganta.
el pub que de a poco va perdiendo gravedad cuando empiezan a flotar los pensamientos con la concentración de las formas, de los rostros encendidos y cándidos mostrando menos que insinuando y en busca de un cuerpo ya late la noche.
salida de fenicia en la puerta de ayer. una chica fuma apoyada en la pared y le pregunto por su remera en espejo que dice break the floor. yo sin poder arriesgar una interpretación a lo que ella se adelanta y me dice como quebrar el suelo o… rajar la tierra. y atónito me abate, solo admiración de yo tantos años estudiando y ella en un segundo convertirse en la gran traductora nocturna que conmueve y quita el álito sin ningún tipo de intenciones. que como suele siempre se escapa insólitamente mientras le contemplo la espalda de exquisita cebada acompañando su caminar de agujero negro
que todo lo absorbe
se aleja desaparece
me deja y se va
no sin antes


 moverme el piso

4 de octubre de 2012

dos párrafos de lanark

Que Lanark es una novela cautivante desde el principio, no queda ninguna duda. Y para pruebas, basta con paladear la exquisitez filosófica desplegada en uno de los tantos planteos con los que Sludden arremete en las primeras páginas del primer libro:

 'Moments of vivid excitement are what make life worth living, moments when a man feels exalted and masterful. We can get them from drugs, crime and gambling, but the price is rather high. We can get them from a special interest, like sports, music or religion. Have you a special interest?'
 'No.'
 'And we get them from work and love. By work I don´t mean shovelling coal or teaching children, I mean work which gives you a conspicuous place in the world. And by love I don´t mean marriage or friendship, I mean independent love which stops when the excitement stops. Perhaps I've surprised you by putting work and love in the same category, but both are ways of mastering people.'

Para el lector-traductor, digamos, para que el que lee pensando en como se podría traducir semejante delicia, es imposible pasar por alto la importancia de dos palabras en las que descansa la mayor parte de la tensión que anuda en estos párrafos, a saber excitement y conspicuous. Luego, tampoco debe soslayarse la relevancia del verbo master y sus familiares, como el masterful de la primera oración. ¿Por qué? Simplemente porque Sludden redefine los conceptos de amor y trabajo que mejor le calzan a la horma de su  personalidad y, a través de su voz, se destila una tenue punta de ovillo para deshilvanar lo que quizá pueda interpretarse (en otro libro y con otra voz) como una teoría marxista del amor.

¿Les parece exacerbado? Claro que sí, a mí también se me presenta de esa manera, pero no es más que el reflejo de una personalidad tan gustosa de la nada como el capo de Sludden, que cabalgando al galope del carpe diem no deja en ningún momento de dar cátedra sobre el vivir y el pensar de un verdadero desangelado: la magia de Alasdair no mezquina ni una sola pizca de contundencia.


30 de agosto de 2012

eche homo

son diferencias adimensionales

imposibles

de enumerar

solo basta con nombrarlas

y darse cuenta

lo distinto

que somos

el progreso no es para vos algo

visible

más bien te llega

como un chorrito

que escuchás con los ojos

un engaño digamos

hasta sentir que terminaste

yo en cambio

contemplo todo desde arriba

como un dios

que puede apuntar

con su líquido y juega

a que limpia

la suciedad del mapa

la mierda pegada

en la fría losa blanca

del inodoro

un dios

te dije

al que podés crear

o matar

o tan simplemente

olvidarlo