Los Gúos son una tribu de recuerdos ancestrales con costumbres atávicas y esculturas milenarias. Cada tanto, emprenden viaje por los ríos de la memoria o se internan en la selva de la nostalgia para cazar algún momento salvaje o recolectar unos pequeños frutos llamados “anécdotas”, con los que preparan un jugo delicioso y muy estimulante.
Por desgracia, la población de los Gúos se ve amenazada hoy en día por el avance y el progreso de otra civilización mucho más poderosa: los Olvidos. Estos seres borran y depredan cuanta cosa se les ponga delante. Para ellos no hay memoria, ni nostalgia, ni recuerdo que valga la pena preservar. Todos debemos considerarnos antigúos y, en mayor o menor medida, descartables.
3 comentarios:
Descartables, enuncia el que cuenta. Es verdad, todos somos descartes: todos somos pienso, luego olvido. Otra cosa, los Olvidos suelen ser una anécdota de los Gúos.
(Saludo y reverencia: que las fabulaciones le den sueño)
Ahora olvide este comentario en la mar de infranet.
Un duende selvático y santiagueño cantó a los olvidaos con acordes de chacarera, y el músico rosarino Olvido Lagos retrató a todos los Gúos con el soplido de su acordeón. Será mejor que este comentario sea liberado al igual que el suyo en la jungla de la memoria, allí donde mora el itinerante y eternamente olvidao don Juanito Laguna.
Saludos.
Me dicen: Olvido Lagos no era músico, era lagoniante de acordeón a papel, nieto periódico del capital coronel Lagos. La jungla de la memoria es un desierto. Y, cuando ataca el paradigma del cielo, ruego a sus dones que salve a Juanito Laguna, secuestrado por cierta caterva totalitaria que pulula en los claustros del IESterdei, que es un templo hacedor de olvidos.
Yo digo: quería decir algo. Pero me olvidé.
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