26 de marzo de 2010

ANILEM, el vocablo irreversible

¿Qué cosas más tardías podría concederme el tiempo?

Un momento azaroso que se vislumbra entre las horas

tanto más que un descuento de añoranza y voluntad sentida.

Algo querrán decir, entre las líneas, debajo de ellas

en las palabras que no están escritas y que sin embargo se empecinan

por salir hasta la puerta, para mirar el sol de frente, para esputar

contra el silencio

como si fueran el último símbolo de un abecedario perdido, lleno de letras.

Hay un reproche de piedra caliza en el fondo del día

Hay un decir y un escucharnos de a poco, en silencio

Hay un pretérito esponjoso que no para de estrujar lágrimas rezando estampidas de palabras

Hay una mar

Hay un te quiero

Hay de todo menos, de mucho más, de poco nada

y de la nada se cuela un viento encendido y en ése fuego respira el llanto

Hay vos

Hay yo

Hay algo más que dos

¿Hay amor?

Hay que pensar sin elementos

Hay que nadar hasta el ocaso

Hay que morir

Hay una manta en el pecho

Hay una rosa flaquita

y hay muchas más creciendo

Hay unos labios que sólo llegan a un par

Hay un murmullo

Hay un resabio de fiesta

Hay un vaso, una botella, hay un ardor

y hay otro par de labios

que esperan por siempre ese trago

el ansiado

el final

el que indudablemente siempre

seguiremos tomando.

3 comentarios:

Sergio Francisci dijo...

A veces creo que hay cosas que deberían publicarse en el silencio más secreto de algún universo...
para que no duelan los agujeros negros sobre el mundo.

ufano trujamán dijo...

Me di cuenta de que los agujeros negros no sólo absorben la materia, sino que además están muy cerca de nosotros: tanto que, en la oscuridad de algunas noches, llegamos a compartir la almohada.

Javier dijo...

De vez en cuando el dolor asoma como las palabras---- la compañía de ambos hacen tanto al amor como a la locura... mirá que vale la pena entrar en amores con la palabra y la otra que conociste... brindemos por más amor, aunque duela!