15 de junio de 2010

Embutido de Dunsany


"La traducción es como la morcilla: si la gente
supiera cómo se hace no la consumiría nadie"
César Aira

(algunos ya se enteraron...)

Este es un embutido realizado con el texto "The Raft-builders", del Ilustrísimo Lord Dunsany. Que el lector pruebe y dictamine sobre cuestiones de gusto: ya está escrito.

Los balseros
Los que escribimos inútilmente parecemos navegantes construyendo balsas a toda prisa sobre barcos condenados al fracaso.
Al naufragar por el peso de los años y hundirnos en la eternidad con todo lo que tenemos, nuestros pensamientos quedan flotando lentamente como balsas a la deriva en El Mar del Olvido. La marea no les permite llevar demasiado, apenas un nombre, una o dos frases y alguna que otra cosa insignificante.
Los que escriben por comercio y con ansias de satisfacer sus caprichos diarios son como navegantes construyendo balsas sólo para calentarse las manos, y para distraerse de los malos pensamientos que evoca ese fracaso certero. Sus balsas se vienen a pique mucho antes del naufragio.
Veo el Olvido brillando alrededor, ciñéndome por todos lados, con una quietud más funesta que la tempestad. El agua ni siquiera se inmuta ante la quilla de los barcos. El Tiempo pasa nadando por debajo como una ballena monstruosa y, como una ballena también, se alimenta de nuestras cosas, de las melodías y las canciones que supimos cantar en esos viejos atardeceres de gloria. De repente, el Tiempo salta sobre las olas y destroza barcos enteros al golpear el agua.
Veo las ruinas de Babilonia flotando a la deriva y algo por allí que alguna vez fue Nínive, con sus reyes y sus reinas aún sumergidos entre el follaje submarino que crece tras los siglos, que oculta la vieja y empapada arquitectura de Tiro y envuelve los edificios de Persépolis en la más profunda oscuridad.
Entre los restos, sólo alcanzo a distinguir las formas de antiguos buques que descansan en el fondo del océano, todos engalanados con coronas.
Nuestros barcos nunca fueron dignos de estar en el mar.
Allá va flotando la balsa que construyó Homero para Helena.

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