20 de marzo de 2009

Palincesto

Para Ale
no me creerás si te cuento que por aquellos años
la piel curtida del hombre brillaba adornada entre osamentas de nácar
los lustros me moderan pero enhebran desconciertos
éramos todos varios a la vez, acostados en la hierba sin tiempo
cuanto más sensible mejor para que entiendas
hasta que un súcubo nos ofreció aquel fruto desgarrado bajo la luz almibarada de la luna
entre el vapor acuoso del cielo
y luego nos arrojó al río como gotas de pavor despellejadas.

el sol no podrá encontrarnos en su almacabra de estrellas
y en el dulce firmamento del agua
mientras las ánimas derriten la tierra sobre este suelo retumbante
yo me entrego a la corriente
porque soy un entenado más y
porque en el río viene la fiebre
entre alaridos de lo aciago que horadan la conciencia
repujada de hoja muerta
con atisbos de la esperanza
que nace acá
entre nosotros

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